El grupo de la Santa Cruz


El 8 de diciembre de 1977 en la Iglesia Santa cruz, un grupo de madres se reunió con otros familiares para terminar de armar la segunda solicitada que publicarían pidiendo por sus hijos e hijas.

Este grupo, que se reunía regularmente, había sido infiltrado por la Armada. El teniente de fragata Alfredo Astiz, bajo el nombre de Gustavo Niño, comenzó a participar en las misas, actos y reuniones de familiares alegando ser hermano de un desaparecido.

Ese 8 de diciembre, Astiz se retiró de la reunión señalando con un beso a las personas que el Grupo de Tareas 3.3.2 de la Escuela de Mecánica de la Armada debía secuestrar. María Ponce de Bianco, Esther Ballestrino de Careaga, Alice Domon, Raquel Bulit, Patricia Oviedo, Ángela Auad de Genovés y Gabriel Horacio Horane.

Al día siguiente y en el marco del mismo operativo, fueron también secuestrados Remo Berardo, Horacio Elbert y José Julio Fondevilla. El 10 de diciembre, mismo día en que fue publicada la solicitada “Por una navidad en paz, solo pedimos la verdad” en el diario La Nación fueron secuestradas la monja de nacionalidad francesa Léonie Duquet y Azucena Villaflor.

Las 12 personas del grupo de la Santa Cruz secuestradas en esos tres días fueron llevadas a la ESMA. Gracias a distintos testimonios de sobrevivientes se sabe que estuvieron allí poco tiempo.

El 20 de diciembre de 1977, aparecieron en distintas playas al sur de la provincia de Buenos Aires, entre los balnearios de Santa Teresita y Mar del Tuyú cadáveres que habían sido arrastrados por la corriente del mar y que fueron enterrados como NN en el cementerio de General Lavalle, Pcia. de Buenos Aires. Veintiseis años más tarde, el juez Horacio Cattani autorizó al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) a realizar excavaciones en dicho cementerio. Finalmente, en 2005 fueron identificados los cuerpos de Azucena Villaflor de De Vicenzi, Mary Ponce de Bianco, Esther Ballestrino de Careaga, Léonie Duquet y Ángela Auad y se pudo determinar que habían sido víctimas de un “vuelo de la muerte”, permitiendo reconstruir las distintas instancias del circuito represivo.

Las cenizas de Azucena Villaflor fueron esparcidas en la Plaza de Mayo y en el solar de la Iglesia Santa Cruz fueron enterrados los restos de Mary Ponce de Bianco, Esther Ballestrino de Careaga, Léonie Duquet y Ángela Auad. El resto de las víctimas de los secuestros de la Santa Cruz continúan desaparecidas.

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